INFIERNO
CANTO I
El primer canto es una introducción hacia el reino la
que Dante se adentra, en este caso el Infierno.
Dante representa la vida como un viaje plagado de
peligros y dificultades. Dante a medio camino de su vida llega a una selva que
representa el pecado y que, guiado por fieras, una pantera un león y una loba
llega al Infierno. Estos animales representan pecado como lujuria, soberbia y
avaricia. En mi interpretación pecados que el propio Dante cometería.
Cuando ya esta en la entrada al Infierno Dante se
encuentra a quien será su guía, el poeta Virgilio, y del que Dante es un admirador.
Virgilio le salva de la loba y le muestra el nuevo camino que tiene que seguir
para poder salvarse.
CANTO II
Dante después de haber conocido a Virgilio inicia su viaje a ultratumba. Un duro viaje tanto física como mentalmente en el cual se ira purificando poco a poco para poder conseguir la bendición del Cielo.
En este canto Dante pide ayuda a las Musas para que su mente no falle y pueda contar todo lo que ve. Después de varias reflexiones Dante no se siente digno de esta tarea.
Virgilio que se da cuenta de las dudas de Dante le consuela contándole como Beatriz los ha elegido para recorrer este camino lo que le da fuerzas a Dante.
CANTO III
Dante llega a las Puertas del Infiernos donde encuentra inscripciones, como las de las ciudades medievales, que se refieren a la Trinidad.
En el Anteinfierno, Dante y Virgilio se encuentran con aquellos que han vivido sin honor ni deshonra, con aquellos que no han hecho ni bien ni mal como los ángeles que no eligieron ni el bando de Dios ni de Lucifer en la batalla y aquí viven atormentados por avispas y moscas, y gusanos que se alimentan de sangre y lágrimas. Dante los desprecia por no haber sabio elegir.
Después de estas visiones llegan al río Aqueronte donde el barquero Caronte lleva a todas las almas que puedan pagar a la otra orilla del río. Mientras discuten Caronte y Virgilio sobre si Dante, al no estar muerto, puede cruzar el río se produce un terremoto y un rayo y el mismo Dante se desmaya.
CANTO IV
Al inicio De este canto Dante se despierta y volverá a
escuchar el rayo. Esto hecho le permite a Dante cruzar el Aqueronte sin estar
muerto.
En el momento en el que Dante y Virgilio llegan a la
orilla pasan al primer circulo de los nueve que forman el Infierno. Este
circulo es el Limbo donde las personas que no han sido bautizadas, tanto niños
como personas que solo tienen el pecado original sufren su castigo, como el
propio Virgilio y de donde Jesucristo se ha llevado a algunos personajes bíblicos
al cielo como Adán, Moisés, etc.
En este círculo Dante se encuentra con otros grandes poetas
como Homero, Horacio, Ovidio y Luciano a los que el admira. Los seis se dirigen
a un Castillo que siete puertas y siete muros donde antes de partir Dante y
Virgilio solos se encuentran con grandes figuras históricas como César, Electra,
Aristóteles, Sócrates, Platón, etc.
CANTO V
Después de abandonar el primer circulo Dante y Virgilio
se encuentran ante Minos, que es el juez que decide a cuál de los siguientes círculos
tiene que dirigirse cada pecador. Minos es reacio en un primer momento a
dejarlos avanzar, pero Virgilio lo convence y ambos persiguen su viaje.
Pasado Minos llegan al segundo circulo donde son
castigados los lujuriosos que so azotados por vientos de tormentas durante toda
la eternidad. Como en todo su viaje Dante se encuentra con varios personajes
como Cleopatra, Helena de Troya, pero la atención de Dante se acaba centrando
en Paolo y Francesca de los que el mismo Dante, después de conocer su historia,
se apiada y perdona.
Al final de la conversación con los espíritus Dante
siente como si se muriera y cae al suelo.
CANTO VI
Dante se despierta después de haber caído desmayado en
su conversación con Paolo y Francesca. Mientras sigue su viaje apenado y
sintiendo piedad por ellos llega al tercer circulo.
Aquí se encuentran con los condenados por gula que son
castigados por una intensa lluvia de granizo negro mientras están atrapados en tierra
fangosa. Cerbero, el perro de tres cabezas, también se encuentra en este
circulo castigando a los condenados con arañazos y mordiscos. Cerbero al ver a
Dante y Virgilio les amenaza mostrándoles sus dientes, pero Virgilio lazándole
dos puñados de arena a la boca le distrae como a un perro que le lanzas comida.
Mientras avanzan entre los condenados, que aquí son
sombras y no cuerpos, uno se levanta para hablar con Dante. Ciacco, personaje
que no se sabe quién pudo ser pero que probablemente fue enemigo de Dante, le
reconoce y mantienen una conversación.
Después de haber hablado con Dante y que Ciacco profetizara
el futuro de Florencia desaparece y Dante y Virgilio caminan hasta el borde del
circulo mientras hablan del Juicio Final y el destino de todas estas almas.
CANTO VII
Dante llega al cuarto circulo del infierno donde son
castigados los avaros y pródigos teniendo que arrastrar por todo el circulo
piedras redondas y están destinados a chocarse unos contra otros eternamente.
En la entrada al cuarto circulo se encuentra Pluto,
dios pagano que simboliza la avaricia. No es el primer ni ultimo referente a
otras religiones y creencia ya que hemos tenido a Caronte y Cerbero.
En este circulo Virgilio no reconoce a ninguno de los
pecadores, pero si que comenta que una gran mayoría son papas y obispos de la
Iglesia. También Virgilio, en este círculo, nos habla de la Fortuna y el Destino,
que al final es un pasaje de carácter didáctico.
Al abandonar el cuarto circulo, Dante rompe por
primera vez su estructura de canto-circulo y llega al quinto donde se
encuentran las almas desnudas de los iracundos y perezosos inmersas en el
pantano del Estige. Están almas son castigadas a pegarse entre si con todo su
cuerpo. Al final Dante y Virgilio caminan hasta los pies de una torre.
CANTO VIII
Al principio de este canto Dante y Virgilio aun no han llegado a los pies de la torre, por lo que se hay una discrepancia cronológica.
Dante caminando ve como de la torre salen unas señales luminosas que so respondidas por otras en una torre mas lejana y pregunta a Virgilio su significado que no llega a responder a su pregunta, pero que pronto vera el humo del pantano Estige.
En el Estige se encuentran con Flejias, otra figura mitológica que representa la ira, y que hace de barquero en el pantano y que lleva a nuestros dos maestros. Dante hace referencia a que la barca se hunde un poco por el peso de su cuerpo, pero que los otros dos viajeros no pesan.
Mientras cruzan el pantano un alma ataca al barco y a Dante, pero es repelida por Virgilio. Dante, aunque esta asustado y necesita ser consolado por Virgilio pide hablar con esa alma. Filippo Argenti es quien a atacado el barco y un alma a la que Dante manifiesta, por primera vez, odio. Es muy posible que en vida Dante hubiera sido enemigo de Filippo Argenti y esto sea una venganza.
Tras desembarcar se dirigen a los muros de la ciudad de Dite donde los diablos se oponen a que Dante entre y Virgilio pide hablar con ellos. Para tranquilizar a Dante, Virgilio le comenta que su misión seguirá adelante y que estos diablillos no podrán interponerse al igual que no pudieron interponerse cuando Jesucristo bajo a los Infiernos y rompió la puerta.
CANTO IX
El canto comienza como termia el anterior, Dante tiene miedo al ver que Virgilio vuelve sin haber conseguido pasar a la ciudad. Virgilio intenta consolar a Dante diciendo que el ya ha pasado por esta ciudad y había bajado hasta el fondo del Infierno para salvar a otra alma y devolverla a la vida.
Virgilio continúa consolando a Dante, cuando este ve la aparición de las Erinias, sirvientas de Perséfone, que tienen por cabellos serpientes. Volvemos a la mitología con estos personajes. Virgilio tapa los ojos a Dante para que no se vea afectado por ellas. Mientras tanto del pantano provienen sonidos y vientos, y una vez liberado sus ojos Dante ve como se aproxima un mensajero del cielo. Un ángel que les abre las puertas que los demonios les han cerrado.
Después de esto los poetas entran dentro de la ciudad amurallada, que seria el sexto círculo, donde están condenados los herejes. Esta ciudad no tiene casas ni edificios, esta ciudad es un cementerio.
CANTO X
En este canto Dante y Virgilio están dentro de la
ciudad de Dite, donde están los condenados por herejías y no creer en la inmortalidad
del alma. Aquí Dante busca a Farinata degli Uberti.
Farinata fue uno de los lideres mas importantes de
Florencia del siglo XIII, y para Dante uno de lo espíritus mas grandes que
conoce. La conversación entre Farinata y Dante es una de las mas teatrales de
la Divina Comedia. En medio de esta conversación aparece Cavalcante dei
Calvacanti que pregunta a Dante por el privilegio de su viaje y el porque no lo
tiene su hijo. Cavalcante piensa que su hijo esta muerto, y Dante vacila al
contestar por lo que este cae en su tumba.
Después vuelve a hablar con Farinata como si la conversación
con Cavalcante no hubiera sucedido, y este predice el exilio al que será condenado
Dante.
Dante y Virgilio abandonan la muralla, pero Dante esta
turbado por la predicción de su exilio, a lo que Virgilio le consuela diciéndole
que sabrá todo el curso de su vida cuando vea a Beatriz. Ambos se dirigen al siguiente
circulo por un camino.
CANTO XI
Estamos ante el canto mas corto de la divina comedia,
donde Dante explicará le jerarquía de los pecados.
Nuestros dos poetas se acercan al río Flegetonte donde
se hierve sangre y es la frontera al abismo del Infierno donde se castigan los
peores pecados. Antes de llegar al río encuentran una tumba donde esta el Papa
Anastasio donde Dante cuenta porque fue castigado por Dios. Antes de seguir
caminando Virgilio pide que esperen un momento para acostumbrarse al hedor.
Aquí ambos poetas hablan de la jerarquía de los
pecados en el Infierno. Es un canto mas doctrinal que todos los anteriores.
CANTO XII
Después de haberse parado a comentar la estructura del
Infiero y acostumbrase al hedor que provenía de más adelante, nuestras poetas
retoman su viaja hacia las profundidades del Infierno y se adentran en el séptimo
círculo.
Lo primero que se encuentran es al Minotauro, otro
personaje que no corresponde a la religión cristiana. El Minotauro, castigado
por su ira hacia los demás, se arranca la piel a mordiscos y después de que
Virgilio se burle de el intenta atacar a los poetas sin éxito.
Después del encuentro con el Minotauro, Dante y Virgilio
llegan a la orilla del río Flegetonte, donde hierve sangre y son castigados
aquellos que cometieron el pecado de la ira, y al fondo visualizan una manada
de centauros que van atacando a las almas del río. La manada se los acerco y Virgilio
hablo con ellos pidiéndoles que uno de ellos ayudara a Dante a traspasar el río
sin ser Castigado. Quirón, el más sabio, asigna esta tarea a Neso.
Neso hace de guía por el río a los dos profetas
señalando a los condenados e indicando que pecados cometió cada uno. Durante
todo el río se van señalando a personajes históricos como en la mayoría de los círculos.
Al final del canto Neso llega a la otra orilla y sin decir como Dante se baja
de él, el minotauro sale corriendo en dirección contraria.
CANTO XIII
Nuestros dos poetas siguen en el séptimo círculo, pero
en este canto se encuentran con los que sufrieron la ira contra sí mismos.
Al pasar el Flegetonte llegan a una selva donde Dante
ve y escuchas a las arpías en sus nidos. En esta selva se escuchan lamentos,
pero Dante no ve ninguna alma y Virgilio le invita a que busque en los árboles.
Dante llevado por la curiosidad y la invitación de su maestro corta una rama de
un arbusto el cual produce un grito de dolor y empieza a sangra. Así descubre
Dante que los violetos contra si mismos están castigados a perder su cuerpo y
transformarse en plantas de las cuales las arpías comerán sus hojas para
producirles dolor.
Dante llevado por la duda pregunta si en el Juicio Final
estas almas se podrán reunir con su cuerpo, a lo que le contestan que los
cuerpos de estas almas serán llevados al árbol y se clavarán en la corteza,
pero que nunca volverán a unirse. Es una de las visiones mas macabras de la
Divina Comedia.
El tronco del cual Dante arranco una rama se pone
hablar y sin llegar a decir su nombre cuanta la historia de su vida y el porque
de su encierro, Dante siente pena por esta alma que un día fue Pier della
Vigna.
La conversación se ve interrumpida por ruidos y
gruñidos de perros, y los dos poetas pueden ver como dos almas intentan escapar
corriendo, mientras rompen ramas, de unos negros perros de presa. Estas almas
son Lano de Siena y Jacopo de SanT’Andrea. Estos tienen un castigo diferente por
ser derrochadores y no violentos contra sí mismos.
Después de esta escena los dos poetas se acercan a un
arbusto que había servido de escondite a Jacopo. El arbusto maldiciendo a este
por el daño que le ha causado pide a los dos poetas que recojan sus hojas
mientras cuenta que fue un florentino, esto lo cuenta de manera indirecta, y
que se suicido en el patio de su casa, poniendo fin a este canto.
CANTO XIV
Dante conmovido por la historia del alma y el sufrimiento que se le ha provocado, termina de recoger las ramas y las hojas, tal y como le había pedido, y las deja a los pies del arbusto antes de seguir su camino.
Dante y Virgilio llegan a los limites de la selva y observan una gran llanura de tierra en la que pueden ver almas desnudas, aunque todas van desnudas es una manera de expresar un mayor sufrimiento. Estas almas están divididas en tres grupos, los que están tumbados en el suelo, los que están sentados y los que están corriendo, cada grupo perpetro la ira hacia Dios, arte y naturaleza respectivamente y que se desarrollaran en los siguientes cantos. Aquí los condenados son castigados a sufrir una lluvia de fuego que quema la tierra y la envuelve en llamas.
Dante pregunta a Virgilio por un hombre grande que se encentran, ese hombre el Capaneo. Virgilio le contesta que fue castigado por blasfemar contra Zeus, que hace de pantalla hacia el verdadero Dios de Dante para evitar una blasfemia del autor a la hora de escribir su obra.
Después de observar la llanura Virgilio se lleva a Dante, sin que pise la arena en llamas, hacia un arroyo que proviene del Flegetonte, donde Dante preguntara el origen de los ríos del Infierno y con una alegoría, el ‘Viejo de Creta’, llena de símbolos Virgilio comenta el origen de los ríos.
Dante no entiende del todo esta explicación, pero Virgilio evita dar más explicaciones y sigue caminando por un sendero.
CANTO XV
Dante y Virgilio siguen caminando por el sendero que se salva de la lluvia de fuego y las llamas que provoca en el suelo, cuando de repente una de las almas que corren por la llanura, esto es por ser sodomita, lo reconoce corre hasta él.
Dante a pesar de que el alma esta quemada reconoce a su maestro Brunetto Latini y se sorprende de encontrarlo aquí, haciendo referencia que él no sabia nada de este pecado. Brunetto alaga a Dante por haber alcanzado tanta grandeza y acompaña a los dos poetas mientras habla con su pupilo comentando de nuevo el exilio que sufrirá Dante. Aquí Dante utiliza un lenguaje culto lleno de símbolos ya que esta hablando con una persona que considera sabia y culta.
Movido por la curiosidad Dante pregunta a Brunetto si le puede contar quienes eran los condenados de su grupo. Brunetto, a pesar de que no pude decirles todos por cuestión de tiempo, habla sobre Prisciano de Cesarea, Francesco d'Accorso y el obispo de Florencia Andrea de' Mozzi.
Brunetto quisiera seguir hablando, pero su conversación se ve interrumpida cuando llega otro grupo de almas corriendo y este tiene que volver con su grupo.
CANTO XVI
Nuestros dos poetas siguen en el séptimo circulo y
cuando después de hablar con el maestro de Dante vienen corriendo tres almas
pidiendo que se detuvieran. Dante se queda en shock al ver las grandes quemaduras.
Las tres almas, se presentan y como todas las que
hablan con Dante exponen los pecados por los que han sido confinados a este círculo.
Estas tres almas son florentinas, al igual que Dante, y este por pertenecer a
su misma patria muestra dolor por ellas y no resentimiento ni odio.
Por la aparición de estas almas, Dante aprovecha para
hablar de la corrupción de Florencia y exponer el problema, que para él es la inmigración
de gente llena de orgullo.
Después de esto Dante y Virgilio continúan su viaje
llegando cerca de una cascada que acalla sus voces. Aquí Virgilio le pide la
cuerda que lleva Dante atada en la cintura, no está aclarado por qué lleva esta
cuerda, pero en mi interpretación es para evitar la lujuria ya que esta cuerda
seria al igual que un cinturón de castidad.
De este río, en el que Dante presiente que va a salir
algo y Virgilio se lo confirma, aparece la figura del Gerión un monstruo que
custodia el séptimo circulo y sobre el que se montan nuestros dos poetas.
CANTO XVII
El canto comienza con Virgilio presentando al Gerión,
una bestia que surge del rio y que está relacionada con engaño y el fraude. El
Gerión tiene cabeza humana, cuerpo de serpiente, como la que engaño a Eva, dos
patas de león y cola de escorpión.
Después de esto Virgilio le pide a Dante que le vaya a
hablar a unos condenados que están cerca mientras el habla con el Gerión, y los
dos poetas se separan. El grupo de almas a los que se dirige Dante están
sentadas, las almas que dirigen su ira contra la naturaleza, los usureros. Dante
identifica a cada uno de ellos y a las familias florentinas que pertenecen, ya
que tienen el escudo grabado.
Dante vuelve con Virgilio que ya está subido a la bestia
y le incita hacer lo mismo, pero que este delante suya para protegerle de la
cola envenenada. Dante sube a la bestia temblando de miedo, y Virgilio lo
siento y lo abraza para consolarle. El Gerión a orden de Virgilio se empieza a
mover y como una flecha empieza su bajada al séptimo circulo.
CANTO XVIII
Nuestros dos poetas se encuentran en el octavo circulo.
Dante describe el paisaje que se encuentra y habla de unas grandes rocas grises
con agujeros circulares en el medio a las que denomina Malebolge.
Dante y Virgilio se encaminan hacia la izquierda donde
pronto se encontrarán con las primeras almas condenadas. Estos condenados están
dentro de unas fosas que Dante denominara bolgia, que seria algo así como
bolsa, y nuestros poetas pasan por encima gracias a unos puentes. Los condenados
de esta primera bolgia están desnudos y son azotados con látigos por diablillos.
Entre aquellas almas Dante reconoce a Venedico
Caccianemico, que fue una grande figura de su tiempo en la ciudad de Bolonia.
Dante le pregunta la causa de su castigo y Venedico responde que obligo a su
hermana a prostituirse. Por tanto, aquí se encuentran los rufianes. También
Venedico avisa que en el Infierno hay mas boloñeses que en la propia ciudad.
Por tanto, vemos también como Dante desprecia a esa ciudad.
Aquí Virgilio reconoce a Jason, personaje ficticio del
Vellocino de Oro y el cual también es
castigado.
Los dos poetas llegan a la segunda bolgia, fosa, donde
Dante empieza a usar un lenguaje mas popular y vulgar para dar un tono aun mas
oscuro y sucio a los condenados. Aquí las almas no son castigadas por diablillos,
sino por sí mismas y además están cubiertas de estiércol. Al hablar con un alma
descubren que están allí por aduladores.
Virgilio vuelve a señalar a otra alma, ella es Thai la
puta. Vuelve a ser un personaje de ficción, y del que Dante se equivoca al meter
en el Infierno ya que ella no dijo las palabras por la que se la condena y eso
fue un error de lectura de Dante al leer Eunucus
de Terencio.
CANTO XIX
Nuestros poetas avanzan y el canto comienza con un
discurso en contra de Simón el Mago que intento comprar el poder de hacer
milagros. Por esto se da a entender que en la tercera bolgia se castigan a los
simoniacos.
Dante empieza hablando sobre las dispuestas entre en
papado y el imperio, y hasta que no termina no empieza su descripción de la
tercera bolgia. En esta bolgia los condenados están metidos en agujeros de los
que solo sobresalen sus piernas y llamas, por lo que parece que los condenados están
como en ollas de fuego.
Dante se acerca a un pozo donde el condenado patalea más
que los demás y su llama es mas roja, Virgilio le aclara que es un pozo de un
Papa. Dante habla con el papa que allí se encuentra, Nicolás III, y como todos
los condenados cuenta el pecado que cometió, además del funcionamiento de su
pozo, ya que cuando llegue el próximo Papa le empujara más al fondo.
Después de hablar con el Papa, Dante empieza a hablar
y reza una oración en contra de los Papas simoniacos, que en su tiempo eran
bastantes frecuentes. Al final de la oración Virgilio da la razón a Dante y lo
devuelve al camino donde verán el siguiente foso.
CANTO XX
Dante y Virgilio reanudan su camina llegando a la
cuarta de las diez bolgias que hay en el octavo circulo. En este foso están castigados
los adivinos y hechiceros, en contra de las almas normales, estas almas tienen
el cuerpo girado con respecto a la cabeza, por tanto, lo que debería ser
espalda es pecho y viceversa.
Dante queda muy afectado por esta visión y se
derrumba, a lo que Virgilio le recrimina y obliga a que se comporte. Cuando
Dante deja de llorar Virgilio nombra almas y sus pecados. Empieza por Anfiarao,
personaje ficticio como la mayoría y que pertenece a la Tebaida. El siguiente es Tiresias, el cual es condenado por usar la
magia para ser mujer, aquí Dante condena a los transexuales. El tercero en
señalar es Arunte.
Aunque la mas importante de los adivinadores nombrados
es la adivina Manto. Con ella Virgilio explica la construcción de la ciudad de
Mantua de una forma no mágica, al contrario de lo que el propio Virgilio hace
en su libro Eneida, con esto Dante
intenta apartar a su gran maestro de la reputación mágica que había obtenido y así
mostrándolo más merecedor del cielo (también así se aparta el mismo de este
camino mágico y pecador, para así estar limpio de pecado.)
Después de esto Dante pide que Virgilio señale mas
adivinos y este lo hace hasta acabar el discurso hablando de las brujas y
condenando la hechicería.
Para acabar el canto Virgilio habla de la posición de
la Luna para que se den prisa en seguir.
CANTO XXI
Los dos poetas siguen caminando hasta que llegan a la
quinta bolgia del octavo circulo. Dante llevado por la curiosidad mira,
esperando encontrar almas y su castigo, pero no ve nada, solo una pez negra
burbujeante.
Virgilio llama la atención a Dante para que tenga
cuidado con un diablo que va corriendo por el puente con un alma en sus brazos.
El diablillo pasando delante de ellos como sino los viera, tira el alma al lodo
mientras habla. Por las palabras los poetas adivinan que en aquella bolgia son
castigados los malversadores, y que los diablos los obligan a estar hundidos
sin mostrar ninguna parte de su cuerpo.
Después de esto un grupo de diablos se dirige a los
poetas y Virgilio pide que Dante se esconda mientras el habla con ellos. Gracias
a la razón de Virgilio y a su misión divina consigue que Malacoda, jefe de los
diablillos, deje pasar a los poetas con un escolta de diablos que mueren por
poder pichar a Dante con sus armas.
El canto acaba con nuestros poetas escoltados por los
diablos mientras avanzan, pero Dante no se fía mucho de ellos.
En este canto también podemos encontrar una alusión a la
fecha en la que Dante recorre el Infierno, pero al ser una alusión tan misteriosa
se barajan dos posibles fechas, la mañana del 9 de abril de 1300 (Sábado
Santo), o del 26 de marzo de 1300.
Siendo un poema tan religioso yo opino que seria la mañana del 9 de
abril, y así su subida al cielo coincide con la resurrección de Jesús.
CANTO XXII
Dante y Virgilio siguen en la quinta bolgia junto con
los diablillos, mientras Dante hace comparaciones militares. Mientras caminan Dante
observa como en la brea los condenados salen y se esconden jugando con los
diablillos que se ven obligados a meterlos dentro.
En un momento un condenado sale y es cazado por los
diablillos, y antes de que lo torturen los poetas piden que se presente. El alma
responde que es procedente de Navarra y empieza a contar su vida mientras se ve
interrumpidos por los diablillos que le clavan sus arpones. Los poetas
preguntan si el condenado conoce a algún latino dentro de la brea y el alma
dice que si los diablos le dejan espacio volverá y traerá con el a dos. A pesar
de que los diablos no creen que vuelva, le dejan ir después de amenazarle.
Los diablos se alejan para que el alma se hunda, y
esta aprovechando el momento se burla y se esconde en la brea. En ese momento
un diablo se mete como halcón en el agua para sacar a el condenado. En el
momento en que sacan al alma se forma una pelea que aprovechan los dos poetas
para escapar.
CANTO XXIII
Los dos poetas siguen su camino en silencio después de
escapar de los diablillos, mientras tanto Dante va pensando en la fabula de la
rana y el topo y en si los diablillos después de darse cuenta de que han
escapado irán tras ellos. En el momento que expone sus dudas a Virgilio ven
como los diablos va hacia ellos, y Virgilio agarra entre sus brazos a Dante y saltan
a la sexta bolgia. Ya que los diablillos por fuerza divina solo están permitidos
a estar en la quinta bolgia los dos poetas se salvan.
En esta bolgia pueden ver como las almas, condenados
por ser hipócritas, llevan amplias capas de monjes doradas, pero que por dentro
son de plomo y muy pesadas. Todas estas almas están llorando por el
sufrimiento.
Dante pide poder hablar con alguna de ellas y después de
que le entiendan, un alma que había vivido en Florencia comienza a contar que hacen
allí y quiénes son. El grupo de condenados al que pertenece eran monjes y
cuando Dante empieza a hablar encuentran a un hombre crucificado en el suelo
con tres estacas. Este hombre es Caifás, sumo sacerdote de Jerusalén que acuso
a Jesús de hipócrita. También de la misma forma esta castigado Anás.
Virgilio queda fascinado ante tal contemplación, lo
que da a entender que la primera vez que recorrió el Infierno esto no pasaba,
por tanto, fue antes del nacimiento de Jesús.
Virgilio descubre si ha alguna forma de volver a su
camino y salir de la fosa, y el monje le enseña el camino, además Virgilio se
da cuenta que fue engañado por los diablillos los que dijeron que no se podía seguir
avanzando.
CANTO XXIV
El vigésimo cuarto canto empieza con Dante haciendo
similitudes hacia su propio poema.
Dante y Virgilio llegan a las runas del puente y a la
propia salida del la bolgia en la que se encontraban, aunque es punto de
ascenso las almas de esa bolgia no pueden escapar. Dante es ayudado por
Virgilio a subir y ya en la cima se sienta cansado. Virgilio insufla ánimos y
Dante derrota al cansancio. Los dos poetas llegan a la nueva fosa y su puente
es mas angosto que los anteriores.
Dante se asoma para ver que condenados pueden estar
encerrados en esta bolgia, pero no logra ver nada. Virgilio le pide que le
acompañe y llegan a una orilla de la fosa donde puede ver el fondo. En esta
fosa puede ver que las almas desnudas están acompañadas por serpientes y
reptiles que clavan su cola y cabeza en el cuerpo de los condenados.
Dante se fija en que cada vez que una serpiente muerde
a un condenado en el cuello, este cae convertido en cenizas y renace cual fénix.
Dante entonces se dirige a un condenado, que en su
vida vivió en la toscana y de nombre tiene Vanni Fucci, que, aunque intenta
escapar de la conversación con el poeta no puede y acaba contado que está allí por
robar en una sacristía de lo que acusaron a otro. El canto termina con una oscura
profecía de Fucci hacia Florencia, cosa que hace para vengarse de Dante por
obligarle a hablar.
CANTO XXV
Fucci sigue el discurso que había dejado a medias en
el canto anterior. Mientras sigue hablando se pone a hacer un gesto blasfemo,
per en ese mismo momento las serpientes, que habían provocado temor en Dante y
ahora ya no, rodean a Fucci y se lo llevan.
Justo cuando las serpientes se han llevado a Fucci,
aparece un centauro a por él, no se sabe exactamente si el centauro es un
castigado o un condenado, pero a mi suponer tiene el mismo papel que los
diablillos.
Dante habla con el minotauro que es Caco, asesinado por
Hércules, pero antes de poder saber nada más una escena dantesca empieza a suceder.
Una serpiente de seis pies agarra a un condenado y los dos se funden como la
cera dando aspecto a un monstruo que la igual que ha aparecido sale de la
escena, y aunque parezca extraño en ese momento empieza una tercera
metamorfosis entre una serpiente negra y otro condenado. La descripción de las
dos metamorfosis es compleja y el propio Dante pide perdón si alguien no ha
entendido su escritura, pero que para él fue complejo también.
El canto termina con nuestro poeta encontrando cinco
florines en la fosa.
CANTO XXVI
El canto comienza donde acaba el anterior. Dante se encuentra
con cinco florines y arremete en un violento discurso con la Florencia actual y
la necesidad de que sufra un castigo.
Después los dos poetas retoman su camino dirigiéndose a
la siguiente bolgia. En está, aunque no esta muy claro a quien se condena, los
consejeros de fraude son envueltos en llamas y encerrados en ellas. Dante y
Virgilio comentan quienes se encuentras allí castigados cuando una doble llama
más intensa que el resto le llama la atención.
En ella están castigados Ulises y Diomedes, con los
que Dante desea hablar, pero es Virgilio quien toma la palabra, por lo que se
supone que los griegos solo hablaban con gente importante y digna a sus ojos.
Dante quiere saber cual fue el final de Ulises, y su maestro es lo que
pregunta.
Como Dante no había podido leer la Odisea, porque no sabia griego, solo
tenia una vaga idea y se inventa el final de la vida de Ulises y su tripulación
en un ultimo viaje que por deseos de conocimientos su barco traspasa el
estrecho de Gibraltar, limite marcado por Hércules, y acaban muriendo.
CANTO XXVII
La llama que encierra el alma de Ulises se empieza a
distanciar de los poetas y una nueva llama se acerca a ellos emitiendo extraños
sonidos, parecidos a los de un buey y con los que Dante hace una culta perífrasis.
Esta nueva alma se acerca a los poetas y les pregunta
por la actualidad de su tierra, Romaña. Virgilio que identifica que es un alma
latina deja que sea Dante quien hable con ella, y esté habla de cinco de sus ciudades.
Una vez Dante termina de hablar sobre Romaña, el alma envuelta
por una llama de fuego se calma y empieza ha contar sus pecados y como paso de
ser un hombre de armas, a ser monje y a pecar. Esta alma acaba presentándose como
Guido de Montefeltro, un contemporáneo de Dante, y aunque Guido habla sobre su
condena y pecados también culpabiliza al papa Bonifacio VIII.
Guido acaba la historia de su vida contando que a s
muerte un demonio y un ángel reclamaron su alma y fue el demonio quien a gano,
y es aquí donde queda claro que los condenados en esta bolgia son culpables de ser
consejeros del fraude.
Dante y Virgilio, una vez que Guido acaba de hablar,
retoman su camino.
CANTO XXVIII
Los dos poetas llegan a la novena bolgia del octavo
circulo donde están castigados los sembradores de la discordia.
En este canto Dante se encontrará con varias almas, cada
una brutalmente castigada con una mutilación diferente dependiendo de cual fura
la discordia que sembró. Alas primeras almas que Dante se encuentran son a Alí
y Mahoma, donde se demuestra el poco conocimiento de Dante por la religión musulmana.
Estos dos personajes tienen el cuero rajado y sus tripas cuelgan hacia fuera.
Mahoma pide que Dante lleve un mensaje a Fry Dulcino, y aunque sea extraño que
el mensaje sea para un clérigo cristiano, aquí Dante vuelve a criticar a la
sociedad.
Cuando Mahoma termina de hablar se aleja y otra alma,
Pier de Medicina, que tiene la garganta agujereada y de la que brota, sangre se
presenta ante ellos. Pier vuelve a meter un mensaje para los vivos en el que intenta
meter mas discordia. Del mensaje Dante queda dubitativo y pide que se le
explique quien a tenido la visión, a li que Pier agarra un alma de su lado,
Curion quien sembró la discordia en Julio Cesar, y enseña que tiene la lengua
cortada y que no puede hablar. Curion también tiene las manos cortadas por
donde brota la sangre.
El último alma que se encuentran es Bertan de Born que
tiene la cabeza cortada y la sostiene con una mano, y le pide a Dante que lleve
noticias suyas al mudo de los vivos.
CANTO XXIX
Dante, que sigue mirando a los condenados de la fosa
se le llenan los ojos de lágrimas, gesto que Virgilio le recrimina ya que no le
h pasado en otras fosas. Este gesto viene dado ya que Geri del Bello, pariente
de Dante, está allí, lo señala con el dedo y se marcha sin decir palabra. Geri estaba
lleno de ira porque ningún Alighieri había vengado su muerte, y Dante siente más
piedad aún.
Hablando sobre que seles hacia tarde, Dante y Virgilio
llegan a la décima fosa, donde un sonido perturbador hace que Dante se tape los
oídos. En esta fosa están los falsificadores, todos ellos tumbados en el suelo
y llenos de enfermedades que les deforman el cuerpo.
Dante se fija en dos almas que se están rascando la
sarna de sus cuerpos y Virgilio se dirige a ellas.
Después de comentar que eran
latinos, y Virgilio el propósito de su viaje, Dante es invitado a hablar.
La primera alma se presenta como Griffolino d'Arezzo,
que fue condenado aquí por ser alquimista y que murió en la hoguera. Dante
aprovecha para hablar de los vanidosos y sobre la ciudad de Siena, que en esa época
era rica y derrochadora. A este lamento se une el segundo alquimista llamado Capocchio,
del que no se sabe nada mas de él.
El canto acaba con el recordatorio a Dante de que fue
simio por naturaleza. Casualidad que en un libro cristiana haya una profecía a
la evolución, aunque no se sabe muy bien el significado de la frase.
CANTO XXX
El canto abre con dos similitudes, la primera con La metamorfosis
de Ovidio y la segunda con las guerras de Troya, para darle al canto un aspecto
más animal y brutal.
Entonces figuras pálidas y oscuras aparecieron como
bestias y una de ellas se tira y muerde el cuello de Capocchio, y antes de que
la otra derribe a Griffolino dice a Dante que estos condenados son Gianni
Schicchi y Mirra.
Dante entonces se dirige a otros condenados, uno de
ellos le recuerda a un laúd. Dante entonces sigue y encuentra un alma que en su
día fue Mastro Adamo, un falsificador de monedas y este le cuenta sus pecados
al vivo poeta. Aquí también se dicen la dimensión del Infierno, pero en realidad
es metafórico.
Dante le pregunta a Adamo quienes son las dos personas
que están allí con él, y este señala a Putifar (personaje bíblico que engaño a José)
y Sinón (personaje mitológico que engaño a los troyanos)
Sinón pega un puñetazo a Adamo por la forma que ha
sido presentado, y este le devuelve el golpe con una bofetada lo que da comienzo
a una pelea. Virgilio recrimina a Dante que se quede mirando embobado la pele,
y Dante se avergüenza de su modo de actuar, pero Virgilio como buen maestro le
acaba reconfortando.
CANTO XXXI
Nuestros dos poetas, después de haber zanjado la el
comportamiento de Dante en el anterior canto se van caminando cuando oyen un
sonido infernal procedente de un cuerno. Siguen caminando cuando Dante ve en la
distancia unas torres, pero Virgilio le advierte que puede estar equivocado. Acercándose
cada vez más Virgilio ole dice que no son torres, sino gigantes y Dante se da
cuenta de su error. Los dos poetas discuten si son condenados o guardianes del
siguiente circulo, pero no llega a ningún acuerdo.
Dante se fija en el gigante que tiene más cerca, y después
de compararlo con la Basílica de San Pedro, podemos afirmar que tendría unos 25
metros de altura. Virgilio reta al gigante, pero este le ignora. Virgilio que
es conocedor del Infiernos, presenta al gigante como Nemrod, un gigante bíblico.
Nuestros poetas siguen caminando y encuentra a otro
gigante aun mayor, Efialtes, gigante de la mitología griega que escalo al
Olimpo, y esta encadenado. Dante pregunta si verana a Briareo, pero Virgilio le
dice que esta encadenado en otra parte, pero que ahora podrán hablar con Anteo.
Nuestros poetas se encuentran con Anteo que sobresale
del pozo y al que Virgilio se dirige con un discurso retorico para finalizar el
canto.
Aunque no quedara claro por qué están los gigantes,
parecen que son condenados por traición hacia los dioses de un modo u otro.
CANTO XXXII
Dante comienza este canto pidiendo ayuda a sus musas
para poder narrar a la perfección el ultimo circulo del Infierno, porque él solo
no se ve capaz.
Nuestro poeta vuelve a narra su viaje, nuestros dos poetas están
a los pies del gigante Anteo, y ante el helado lago de Cocito, este hielo tiene
como propiedad ser transparente como el vidrio.
Dante entonces oye una voz y se gira, pudiendo así
contemplar a los condenados que tienen todo el cuerpo metido en el hielo menos
la cabeza, sus dientes castañean por el frío y tienen la cabeza agachada. Dante
pregunta quienes sin, pero al levantar la cabeza los condenados, Dante observa
como lloran y sus lagrimas se congelan, además de una repentina sacudida de su
cabeza contra el hielo por haber alzado la vista.
Entonces unos de los pecadores, con la cabeza mirando
al hielo alza la voz y explica a Dante que allí, en la Caina, nombre del lago
helado que proviene de Cain por traidor, se encuentran los traidores y pasa a
nombrar algunos como a Mordred asesino del Rey Arturo, y muchas mas almas contemporáneas
de Dante. Además, nombra a un traidor que sigue vivo y pronto vendrá a ser
castigado, Carlino de' Pazzi.
Los poetas siguen hacia el centro del círculo, cuando
Dante pisa, sin intención, a un condenado. Este empieza a soltar blasfemia y a
Dante le resulta familiar. Pidiendo permiso a Virgilio lo empieza a interrogar,
pero el condenado no quiere decir su nombre, entonces Dante amenaza con
arrancarle todos lo pelos y como el condenado se niega Dante lleva a cabo su
amenaza.
Por los gritos de este pecador, otro cercano a él le
delata como Bocca degli Abati, traidor de los güelfos facción de Dante, y ahora
que ha sido descubierto empieza a delatar a los demás, al fin y al cabo, son
todos traidores y se traicionan entre ellos.
Dante se aleja y encuentra a otras dos almas juntas, las
dos metidas en el hielo, pero una comiéndole la cabeza a la otra. La historia
de estos dos será contada en el siguiente canto.
CANTO XXXIII
Los dos condenados del canto anterior son presentados,
el pecador que estaba mordiendo la cabeza es el conde Ugolino, y el otro es arzobispo
Ruggieri de Pisa.
El conde a petición de nuestro poeta empieza a
comentar la historia de su castigo. Ugolino fue encerrado con sus hijos en una
torre en la que no les dieron de comer y todos murieron, pero por como cuenta
la historia se interpreta que el conde se comió a sus hijos. Ugolino y el arzobispo
fueron traidores y fue el arzobispo que encerró a Ugolino.
Después de esta historia Dante lanza una invectiva
contra Pisa y nuestros poetas se dirigen a la tercera parte del noveno circulo,
donde los condenados están tumbados boca arriba y las lagrimas se congelan en
sus ojos haciéndoles sufrir. Además, en esta parte Dante nota que corre por
primera vez el aire con fuerza.
Un condenado pide a los dos poetas que le limpien los
ojos, y Dante accede si este se presenta, y si luego no le limpia los ojos dice
que bajara al centro del Infierno, engañando así al condenado.
El ingenuo condenado se presenta como Fray Alberigo,
quien mato a todos sus comensales ayudado por unos sicarios al grito de “traer
la fruta”. Fray Alberigo también dice que allí esta Branca Doria, y aunque Dante
dice que esta viva, este le contradice diciendo que su cuerpo fue tomado por un
diablo y ella está allí.
Al final Dante se va sin limpiar las lágrimas al
condenado, traicionándole en el noveno circulo, mientras lanza una segunda
invectiva esta vez contra Génova.
CANTO XXXIV
Un viento helado, que procede de Lucifer, golpea a los
dos poetas mientras se van acercando al centro del Infierno y como no hay donde
resguardarse Dante se esconden detrás de su maestro y durante todo el camino ve
como diferentes condenados están congelados es distintas posturas.
Al final los dos poetas llegan a contemplar la figura
de Lucifer, que reina ese mundo y esta inmóvil con la mitad del cuerpo metida
dentro de un gran agujero.
Virgilio se aparta para que Dante pueda contemplar la figura
de Lucifer que mide unos 1100 metro de altura, tiene tres caras, una blanca,
otra negra y otra amarilla y tres pares de alas parecidas a las de un murciélago.
Aunque Lucifer hubiera sido bello antes, ahora solo se puede ver fealdad en su
rostro.
De cada una de estas bocas cuelga un condenado, de la
del medio cuelga Judas, señala Virgilio, que además es azotado y arañado por
las manos de Lucifer. Los otros dos condenados son Bruto y Casio, los traidores
de Julio Cesar.
Con Lucifer inmóvil Virgilio guía a Dante a bajar por
su cuerpo, y a mitad de la bajada Dante nota que vuelve a subir. Aunque cree
que esta volviendo al Infierno sigue con fe a su maestro hasta que llegan a
salir en una cueva. Dante confuso pide explicaciones a Virgilio y este le
aclara que han llegado al otro hemisferio donde esta la entrada al Purgatorio.
PURGATORIO
CANTO I
Dante comienza el purgatorio con una petición a las
musas para que le ayuden es su tarea de contar todo lo que ha visto.
Siguiendo el camino marcado por las estrellas nuestros
dos poetas se encaminan hacia el Purgatorio, mientras Dante va enumerando las
estrellas que va encontrando. En un momento un anciano aparece y les pregunta
el objetivo de su viaje y como han podido salir del Infierno.
Virgilio es el encargado de llevar la conversación, contándole
al anciano que Dante se haya vivo, y que por mediación de una dama que está en
el cielo es el encargado de enseñarle lo que pasa en el Infierno y Purgatorio
mientras le conduce al Paraíso. El anciano les deja continuar su viaje ya que
tienen permiso celestial y advierte que seria mejo que Dante se lavase antes de
continuar.
Nuestros dos poetas, después de la desaparición del
anciano, continúan su viaje hasta una playa donde Virgilio lava a Dante.
CANTO II
El amanecer llega por el horizonte cuando una neblina
se eleva sobre las aguas del mar donde Dante y Virgilio se están limpiando.
Entre la bruma Dante ve como se acerca velozmente una
barca impulsada por un ángel y Virgilio le advierte que se arrodille. Cunado la
barca toca tierra Dante puede contemplar la perfecta belleza del ángel. De la
barca también empiezan a desembarcar cientos de almas que preguntan a los dos
poetas el camino que deben seguir.
Virgilio comienza ha hablar con ellas, pero pronto se
dan cuenta de que Dante respira, que esta vivo, y una tras otras se acercan al florentino
para abrazarle a lo que Dante responde con mas abrazos. Una des estas almas lo
reconoce y se echa a sus brazos cual amigo, Dante queda asombrado peor pronto
reconoce a Cassella, un músico que le había compuesto varias canciones y con el
cual habla.
Al final del canto vuelve a aparecer el anciano y pide
a todas las almas que se dirijan al monte para limpiar sus pecados.
CANTO III
Nuestros poetas retoman el camino hacia la montaña
mientras el sol se pone. Dante asustado su arrima a su maestro y este le da
palabras de consuelo. El sol lanza sus últimos rayos y estos provocan que el
vivo cuerpo de Dante lance sombra al contrario de los demás.
Virgilio en su discurso se apena de no haber podido
conocer a Jesús y haberse convertido en cristiano como también les pasa a Platón
y Aristóteles. Al final de su dialogo llegan a una montaña por la que les he imposible
subir y esperan a que lleguen el resto de las almas para preguntarles el camino.
Estas almas son identificadas como un rebaño de ovejas,
lo que hace una hacen todas.
Al final las almas llegan y Virgilio comienza a
preguntarles, pero estas se fijan que Dante proyecta sombra y se acercan más a él.
Una de ellas, Manfreo hijo de Federico II, le pide a Dante que ha su vuelta el
mundo de los vivos le diga a su familia que a pesar de sus pecados se encuentra
en el Purgatorio y que algún día subirá al Paraíso.
CANTO IV
Dante empieza el canto como todos los anteriores del Purgatorio,
con una exaltación de sentimientos que florecen desde su llegada a la antesala
del Purgatorio.
Acabada esta oda a los sentimientos, Dante se vuelve a
encontrar a los pies de la montaña con Virgilio, cuando de repente el camino se
descubre ante ellos. Es un camino difícil y escarpado, en el que Dante no ve el
final, y del que esta a punto de abandonar, pero los ánimos de Virgilio le dan
fuerzas para llegar a una repisa donde se paran a descansar.
En este descanso, Dante empieza un dialogo didáctico
junto a Virgilio sobre el sol, las estrellas y la situación de ambos
hemisferios. Al final de este dialogo Dante expones sus dudas sobre lo cansado
que esta y que le parece imposible subir la montaña, pero Virgilio le advierte
que cuanto más suben más ligeros serán y más fácil será la escalada.
Una voz les sorprende desde atrás. Aquí Dante se
encuentra con Belacqua, un constructor de laudes famoso por su pereza, y les
advierte que es mejor quedarse que seguir subiendo ya que no lo conseguirán.
Dante habla con el que se resiste a subir al Purgatorio y descubre que los
condenados tienen que pasar los mismos años que han vivido en la tierra en la
antesala del Purgatorio.
Virgilio se adelanta y pide a Dante que le siga
dejando allí a Belacqua.
CANTO V
Dante sigue los pasos de su maestro cuando pasan cerca
de otros pecadores, y estos que estaban rezando paran su canto para darse
cuenta de que Dante esta vivo y lo llaman. Dante se va a dirigir a ellos cuando
Virgilio se lo reprocha y este avergonzado sigue vuelve tras los pasos de su
maestro.
Pero al ser un alma viva los pecadores no dejan que
Dante se marche tan rápido y tres sombras se le acercan para pedir a Dante que
ha su vuelta a la tierra cuente que ellos han sido perdonados por Dios.
La primera alma que se dirige es Jacobo del Cassero al
que el duque del Este mando matar, y el cual relata su muerte. Cuando Jacobo
acabo Bonconte se dirigió a Dante pidiéndole que le recordara entre los vivos,
y contándole como tras su muerte un ángel peleo contra un demonio para llevárselo.
La última alma, Pía, le pide que la recuerde y con el corto relato de su muerte
se cierra el canto.
CANTO VI
El canto empieza con un símil, una bonita comparación
entre la muchedumbre que sigue a un ganador a la muchedumbre de almas que se le
han acercado a Dante por estar vivo, y todos le piden que los recuerden y él no
puede más que prometer que así lo hará para poder deshacerse de ellos.
Una vez Dante se ve libre de aquel gentío de almas
pecadoras, se dirige a Virgilio a quien le pide ayuda en el viaje y este se
remite a decir que todo es por obra de Beatriz. Lleno de fuerza al escuchar el
nombre de Beatriz, Dante pide a su maestro que se den prisa ya que ahora esta
descasado y su sombra no se ve, pero Virgilio antes de seguir se acerca a un
alma solitaria para preguntarla el camino.
Esta alma es Sordello, de la misma tierra de la que
procede Virgilio y a la cual acaba abrazando solo como hermanos, ya que son de
la misma patria.
Sordello no da muestra de ayudarlos, pero al oír el
nombre de Italia empieza una irónica oda hacia todas sus ciudades y su gente
sobre la tiranía y la decadencia del país con la que cierra el canto.
CANTO VII
Virgilio se acaba de saludar con Sordello, y esté
pregunta por quienes son ellos dos.
Virgilio se presenta, comentando quien es y su pecado,
la falta de fe únicamente. Sordello impresionado por estar ante el más grande
de los poetas latinos se tira para abrazar sus piernas. Pasan unos instantes
hasta que Sordello vuelve en sí y acepta hacerles de guía hasta donde él pueda
caminar.
La noche se echa encima y Sordello les convence de
refugiarse ya que escalar la montaña por la noche es imposible.
Antes de encontrar un refugio se encuentran un grupo
de almas a las que Sordello recomienda no acercarse y desde lejos las nombra y
comenta sus pecados uno a uno y su perdón.
CANTO VIII
Dante vuelve a comenzar un canto con una alegoría
hacía una de las almas allí presentes, pero en el momento de saber más de ella
dos verdes ángeles con espadas romas aparecen en escena.
Sordello les comenta a nuestros poetas que estos
ángeles vienen a defenderlos del pecado que se aproxima, y pide a los poetas
que se presenten ante ellos.
Dante baja donde se encuentra uno de ellos y pronto se
será cuenta de que ese ángel es un conocido suyo, el juez Nino. Dante se acerca
a él en un reencuentro en el que la condición de perdona viva es la
predominante en la conversación, junto con la vida de la mujer la hija del
juez.
La conversación entre ellos termina y Sordello ve como
una serpiente se acerca, pero es espantada por los dos ángeles que al tiempo
vuelven a su puesto.
Antes de finalizar el canto, Dante se encuentra con
Corrado Malaspina que pide noticias de su familia y que se le recuerde con
valor y honradez.
CANTO IX
El canto vuelve abrir con una descripción del cielo
estrellado, que esta presente en cada canto desde la llegada al Purgatorio.
Dante, después de su descripción de la bóveda estrellada,
vuelve al refugio donde esta junto a Virgilio y Sordello, y donde se duerme
para pasar la noche. Después de un extraño sueño Dante despierta ya de día
lejos del refugio, y Virgilio cuenta como Lucia, la Gracia, bajo del cielo para
ayudar en la ascensión a Dante y llevarle junto a las Puertas del Purgatorio.
Virgilio los había seguido, y juntos se encaminan hacia la entrada.
Aquí los espera la propia Justicia, representada con hábitos
de monje y una desnuda espada. Aquí los poetas suben varios escalones de
diferentes materiales. Junto a la puerta la Justicia pide a Dante que se arrodille,
le escribe siete P en la frente, los siete pecados capitales, que deberá ir
limpiando en su subida.
Una vez que Dante ha pedido que se abran las puertas,
la justicia saca dos llaves, una de plata que representa la ciencia y otra de
oro, representando la religión, que juntas abren la puerta por la que ascender
en su perdón.
CANTO X
Nuestros poetas cruzan la puerta del Purgatorio y Dante
nota como tras de el esta es cerrada, pero no se vuelve para mirar.
Los dos continúan su viaje, aunque aquí van más lentos
y les cuesta mas trabajo avanzar, hasta que se paran delante de una gran pared.
Aquí Dante y Virgilio han llegado a la primera grada del Purgatorio, pero aun
eso no es relevado. Delante de aquella pared Dante observa como esta
representada la Anunciación de la virgen María, donde aparece el ángel Gabriel.
Virgilio le dice que no contemple una sola, y Dante descubre otras dos
representaciones más. Una es el rey David y la otra representa al emperador Trajano
ayudando a una viuda. Todas las representaciones son ejemplos de humildad.
Virgilio avisa a Dante de que se acercan un grupo de
personas que quizás les puedan ayudara continuar, y Dante que aun estaba
absorto por las imágenes le replica a Virgilio que no cree que son personas.
Virgilio le aclara que no lo parecen, ya que están contraídas por el peso que
llevan a sus espaldas. Estos son lo primeros condenados que se encuentras y su
pecado fue el orgullo.
CANTO XI
El canto comienza con una perífrasis del Padre Nuestro
desde el punto de vista, según Dante, de las almas del Purgatorio. Además, el Padre
Nuestro es un ejemplo de humildad.
Nuestros dos poetas ya están juntos a las almas
castigadas por su orgullo, y Virgilio pide si estas les pueden ayudar a
encontrar una subida fácil para un vivo. A los condenados les gustaría ver a Dante,
pero no pueden levantar su cabeza, aun así, los ayudan y durante el camino
hablan.
Tres de los condenados se presentan, Humberto Aldobrandeschi
orgulloso por quienes han sido sus padres y su descendencia italiana, pero está
aprendiendo la humildad. El segundo, Oderisi de Gubbio, fue orgulloso por sus
logros conseguidos. Y la tercera alma que habla es Provenzano Salvani, un
orgulloso por el poder conseguido por otros. Este último condenado además lanzara
una profecía sobre el exilio de Dante.
CANTO XII
Este canto es el que pone el final a la primera grada
del Purgatorio donde están los orgullosos. Dante empieza el canto hablando de
como el mismo es un orgulloso y debería llevar esa carga.
Virgilio, como buen maestro, le dice que deje de auto
compadecerse y que mire las diferentes figuras que hay allí. Dante sigue su
consejo y puede ver como hay representaciones de orgullosos como Lucifer, la
torre de Babel, Saul, etc., todas de mitología o religión cristiana.
Pasado un rato mayor del que Dante suponía, Virgilio
le dice que deje de mirar las representaciones y entonces Dante se fija que un ángel
se les acerca y le cepilla la cara con sus alas. Después de la llegada del ángel
se encaminan a la segunda grada, donde son recibidos con cánticos, y no con
lamentos como en el Infierno. Dante se nota menos pesado y Virgilio le dice que
es gracia a que el ángel le ha limpiado de la ca cara una de las siete P.
CANTO XIII
Nuestros dos poetas llegan a la segunda grada del
Purgatorio, que es más pequeña que la anterior. En esta grada se condenan a los
envidiosos.
Dante observa como allí no hay esculturas ni
representaciones, sino que se escuchan voces, una de la Virgen María, como en
todos los círculos, otra de una historia clásica y otra voz de Jesús. Estas
voces representan la generosidad, que es la virtud opuesta a la envidia.
Dante observa a los pecadores, almas con capa gris
piedra, pinta de mendigos y con los ojos cosidos con alambres. Dante se acerca,
después de que Virgilio le diera permiso, a los condenados y pregunta si hay algún
latino por allí. Un alma, Sapia, le contesta que ella era Sienesa, y le cuenta
a Dante su pecado de envidia y como por la ayuda de Piero Pettinagno esta en el
Purgatorio y no en el Infierno. Dante también admite que el fue un poco envidioso y ahora se esta Purificando. Después de descubrir que Dante esta vivo, le
pide que devuelva el honor a su familia.
CANTO XIV
Dos de las almas que se habían encontrado antes Dante
y Virgilio, preguntan por la identidad de aquel que esta vivo y va recorriendo
el Purgatorio, pero Dante evita revelar su nombre, por no ser famoso y no le reconocerán,
pero si dice dónde nació.
Las dos almas no se contentan con la respuesta de
Dante, y este empieza un monologo sobre la decadencia de Italia, y acaba por
preguntarles el nombre a aquellas almas, que, aunque molestos porque Dante no ha
revelado el suyo acceden. Son Guido del Duca y Rinieri. Guido, como anteriormente
Dante, sigue con un monologo sobre las malas familias y hombres que abundan en
Italia y espera la llegada de algún gran personaje.
Guido empieza a llorar y pide que los dejen solos, y nuestros
poetas siguen su viaje hacia la siguiente grada, pero por el aire llegan voces
de Caín, al que la envidia le hizo matar a su hermano, y de Aglauro, que en la mitología
por envidia evito el amor de su hermana con Mercurio. Estas frases azotan a los
pecadores y Dante se ve afectado por ellas.
CANTO XV
Dante comienza el canto con la descripción del
atardecer, mientras los dos poetas se van acercando al final de la segunda
grada.
Antes de que pudieran seguir subiendo, Dante aprovecha
la aparición de un ángel para poder enseñar sus conocimientos científicos sobre
la reflexión de la luz con sus hábiles metáforas. Una vez el ángel ha limpiado
a Dante y ha desaparecido nuestros poetas comienzan un dialogo, donde Dante le
pregunta a Virgilio porque le cuesta mirar a los ángeles y este le consuela
diciendo que pronto le resultara grato y que ya le ha limpiado otra de sus
heridas de la frente, otra de las siete P que tenía marcada.
Nuestros poetas entonces llegan a la tercera grada
donde por medio de visiones Dante contempla diálogos de la Virgen María, Pisístrato
y San Estaban que representan la mansedumbre, virtud opuesta al pecado allí condenado,
la ira. Estas visiones las tiene Dante en un estado de sonambulismo del que es
despertado por Virgilio.
CANTO XVI
Como si la noche los hubiera tragado, o aún se encontrarán
en el propio Infiernos Dante identifica a los pecadores que allí se encontraba entre
fumarolas ocres, simbolizando esto la ceguera que se sufre cuando tienes ira.
Dante, animado por Virgilio, se dirige hacia uno de
los condenados que se había dirigido a el para contestarle y preguntarle donde
estaba la subida en aquella grada. El condenado al que se dirige Dante es Marco
Lombardo, que fue amigo de Dante, y con la conversa sobre el libre albedrio,
cosa que un condenado no puede tener.
Al final Marco se tiene que ir deprisa ya que se
aproxima un ángel y no puede estar en su presencia.
CANTO XVII
Dante compara el humo entre
el que están los condenados por ira con la espesa niebla que esta en los Alpes
y se alegra de poder salir de allí y ver de nuevo sin dificultades.
Pero antes de que pudiera
llegar a ver donde estaba unas visiones en su mente le ciegan los sentidos. En
la primera ve un crucificado y el rey Ausero y en la segunda la hija del rey
Latino con su madre muerta, ambas visiones representas arrebatos de ira que han
supuesto la muerte de alguna persona.
Entonces la voz de
Virgilio devuelve los sentidos a Dante, ya que había encontrado el lugar por el
que se subía al siguiente circulo, y antes de que los dos poetas pudieran subir
un ala suave roza la frente de Dante borrándole la tercera P.
A mitad de las escaleras
Dante, cansado, se para y pide a Virgilio que le cuente cual será el pecado que
se castiga en la siguiente grada. Aquí Virgilio le contesta con la estructura
de las tres siguientes y cuales son estos pecados con bonitas comparaciones.
CANTO XVIII
Virgilio termina a Dante
de resolverle las dudas sobre el orden en el que son castigados los pecados,
pero a Dante le asaltan nuevas dudas sobre el amor, y en una didáctica conversación
Virgilio se lo explica.
Una vez resuelta ya la
duda los poetas llegan a la cuarta grada donde son castigados los perezosos. En
esta grada los condenados van corriendo, por lo que no pueden rezar ni hablar,
pero ellos aclaman a María, Julio César y Eneas, que son los ejemplos de
vitalidad en yuxtaposición a la pereza.
Cuando los condenados
llegan juntos a los poetas Virgilio pregunta donde esta la salida y San Zeno de
Verona, aparte de resumir un poco su vida, les dice que los sigan ya que no
pueden parar.
CANTO XIX
Dante se había quedado
durmiendo al final del anterior canto, y ahora en sueños veía a una vieja
tartamuda, bizca con las manos mancas y pies torcidos, que representa los
bienes materiales. Esta vieja habla a Dante, y cunado termina una imagen santa
aparece al lado para desorientarla, pero es Virgilio quien despierta a Dante ya
de día.
Siguieron avanzando, pero
Dante tenía la cabeza pensando en lo anterior cunado un ángel les señala la
subida y con sus alas limpia una de las heridas de la mente de Dante, que aun
sigue preocupado por sus sueños y es Virgilio quien le aclara todo lo que soñó.
Nuestros dos poetas
llegan a la quinta grada, donde se encuentran con que los condenados están tumbados
y con la espalda mirando hacia arriba. Virgilio le pregunta a uno de ellos donde
está la salida, pero Dante se pone a conversar con una.
Esta alma condenada es el
Papa Adriano V, que una vez nombrado Papa se convirtió en un avaricioso por lo
cual es castigado ahora.
CANTO XX
El vigésimo cano empieza
con una invectiva hacia la loba, que es el símbolo de la avaricia que ha tantos
ha corrompido.
Nuestros dos poetas se
separan de la anterior alma, y siguen su camino cuando encuentra a otra lama
sola y rogando a la virgen como lo haría una mujer embarazada. Dante llevado
por la curiosidad se acerca para preguntarla quien es y la causa por la que
esta allí.
Esta alma es Hugo Capeto,
que fue corrompido por la avaricia cuando llego al poder y hoy pagaba por todo
aquello. Hugo también profetiza eventos que llevara a cabo su familia por culpa
de la avaricia.
Cuando Hugo acaba de
hablar, nuestros poetas vuelven al camino donde sufren una gran sacudida y después
es seguida por un clamor. Virgilio consola a Dante con su presencia y cuando
todo termina reanudan su viaje, y aunque vieron un montón de sombras yace en la
tierra, Dante por la confusión no se para en ningún momento.
CANTO XXI
Después del temblor
nuestros dos poetas siguen el camino que los lleva a hacia la siguiente grada,
cuando de repente, al igual que se apareció Jesús salido del sepulcro a dos
personas, a ellos se les apareció un alma.
Este condenado los
pregunta qué hacen allí ellos dos, y Virgilio le contesta que por la gracia
divina él es el guía que tiene que llevar a Dante, que no esta muerto, hasta el
Paraíso. El condenado se queda perplejo al ver a alguien vivo por allí, y
Virgilio pregunta que ha sido el temblor, a lo que el alma responde que es uno
de los pecadores que ya limpios decide subir al Paraíso y que toda la montaña le
anima en su tarea.
Tras esta aclaración,
Dante se alivia, y Virgilio pregunta por la identidad de esta alma. Entonces
antes de revelar su nombre enumera a los poetas anteriores a él los cuales le
inspiraron. El condenado se deshace en alabanzas a Virgilio, el cual miera a
Dante para que no revele su identidad, pero sus ojos muestran que esconde algo
y el condenado se dirige a él. Al final, con el permiso de Virgilio, Dante
revela la identidad de su guía y el alma se lanza a los pies de Virgilio, cosa
que pasa por segunda vez desde su llegada al Purgatorio.
CANTO XXII
Estacio es el alma que se
encontraron nuestros dos poetas y que después de haber terminado su estancia en
el Purgatorio se une al grupo para realizar su viaje al paraíso.
Después de que un ángel
Limpiara a Dante otra de las P marcadas en su frente los tres se dirigen a la
siguiente grada del Purgatorio.
Delante del grupo van
Virgilio y Estacio hablando de como este peco y ha estado en el Purgatorio
hasta su perdón. Dante los sigue detrás mientras los va escuchando y
aprendiendo de los dos poetas.
A mitad del camino en la
quinta grada encuentran como un árbol que por fruto da manzanas les bloquea,
una representación del árbol del Edén de donde Adán y Eva robaron la manzana, y
que muestra que la gula es el pecado aquí castigado. Cuando los tres se acercan
al árbol oyen voces que ensanchan las virtudes opuestas a la gula.
CANTO XXIII
Dante se queda absorto
por las palabras que provienen del árbol, y es Virgilio quien lo alienta a
seguir detrás de ellos dos.
Cuando los tres
peregrinos rodean el árbol se encuentran con almas que van cantando con
pesadumbre, y en las cuales están muy delgadas, tanto que Dante no había visto
una persona así en su vida.
Entre tantas almas Dante reconoce
la cara de un amigo y pariente suyo, Forese. Ambos se saludan, y Dante siento
el dolor de ver a un pariente en aquel estado. Forese y él comienzan a hablar,
Forese dice que gracias a las oraciones y suplicas de su mujer ha conseguido
llegar al Purgatorio, pero esta más interesado en lo que hace Dante, aún vivo, allí.
Dante explica cuál es su misión
y presenta a las dos almas que viajan con él, su guía Virgilio y el alma que ya
ha terminado su estancia en el Purgatorio y sube al Paraíso, Estacio.
CANTO XXIV
Dante sigue en compañía de
Forese. Dante pregunta por la hermana, y este le responde que estará en el
cielo, y lleno de dudas pregunta cuando se volverán a ver a lo que Dante le
contesta que no está seguro de que pase.
Forese, a petición empieza
a nombra a gente allí castiga como a Bonagiunta de Lucca, Bonifacio, etc., y
estos cada vez que son nombrados se sienten felices.
A Dante uno de ellos le
llama la atención, y se dirige para hablar con él. Este condenado profetiza la
llegada de una mujer que cambiara Florencia. También habla con Dante sobre la poesía
y este revela que ya es uno.
En un momento las almas
se reúnen como pájaros y comienzan a caminar, y Dante se despide de Forese una última
vez.
Los dos poetas y Dante
reanudan su camino y encuentran otro árbol donde una voz habla de ejemplos de
gula que fueron castigados. Nuestros poetas siguen caminando hasta que se
encuentran con un ángel que limpia la penúltima P de la cabeza de Dante.
CANTO XXV
Los tres poetas subían en
fila a la última grada del Purgatorio donde son castigados los lujuriosos.
En la subida Dante tiene
la duda de como puede ser que en un lugar donde no hace falta comer los condenados
muestren síntomas de delgadez extrema. Virgilio no es capaz de contestar a la
pregunta y es Estacio quien responde a su duda.
Cuando Estacio acaba de
hablar llegan a la ultima grada, donde el fuego sale de las paredes y llegas
casi al borde de esta. Los poetas avanzan por el borde teniendo cuidado a no
caer. Dante ve que los condenados andan entre el fuego mientras recitan frases
que alaban la virtud opuesta.
CANTO XXVI
Dante y los tres poetas recorrían
por el borde la ultima grada, y los rayos de sol inciden en su cuerpo y
arrojaba sombra, lo que deja a los pecadores estupefactos.
Uno de los pecadores se
acerca a Dante y pregunta, y antes de que conteste llega otro grupo de
pecadores con los que se empiezan a besar hasta que se van. Una vez el segundo
grupo se ha ido a Dante se le acercan más almas para preguntarle por su condición
de vivo. Después de que contestara que está aquí por la gracia divina para ver
los tres reinos.
Dante después de responder
pregunta por qué están aquí y quienes son. El pecador que le contesta es Guido
Guinizzelli, uno de los poetas del Stil novo, al que Dante admira y así selo
hace ver. Guido también presenta al que su opinión es el mejor Arnaldo Daniel,
con el que Dante habla una vez desaparece Guido.
CANTO XXVII
En la ultima grada el
atardecer llegaba y nuestros poetas seguían andando cuando un ángel se les aparece
ante ellos, y les marca el lugar por donde deben subir, cruzando el fuego que
purga a los lujuriosos, y borrando la ultima P de la frente de Dante.
Dante asustado por el
fuego duda si cruzar, y Virgilio como buen guía le asegura que no le pasara
nada, y así Dante decide cruzar un fuego que no le quema. Después de esta
prueba de fe los tres comienzan su subida por las escaleras y la noche los
atrapa. Dante necesita dormir y en un escalón encuentra su lecho. Sus sueños van
sobre Lía y Raquel, esposas de Jacob que representan la vida activa y la
contemplativa. Una vez Dante se despierta los tres siguen su camino y llegan a al
final de las escaleras.
Virgilio se dirige a
Dante y le cuenta que su misión como guía finaliza en este punto ya que no
puede seguir. Así es como nuestro poeta Dante se despide del maestro Virgilio.
CANTO XXVIII
En la cima del Purgatorio
esta lo que se denomina Paraíso Terrenal o Jardín del Edén, y donde Dante comienza
su preparación para reunirse con Beatriz.
Dante comienza a caminar
en solitario entre bellas y abundantes plantas y diferentes animales e insectos
que revolotean, hasta que encuentra a una misteriosa mujer blanca que recoge
flores. La identidad de ella no es conocida, pero se supone que es Matilda.
Dante se acerca a conversar
con ella y alegoría tras alegoría es esta misteriosa mujer quien le va a
preparar para el encuentro con su amada.
Dante al final mira a los
dos poetas que lo habían acompañado y que ahora estaban lejos y estos dos le
dan su bendición.
CANTO XXIX
Dante sigue a la mujer
entre las hierbas, los arboles y el rio hasta que se para y se dirige a el para
avisarle de la aparición que va a llegar. En este punto Dante para la narración
para pedir a sus musas que le ayuden a expresar todo a la perfección.
Entre rayos divinos a
Dante se le aparece un carro lleno de símbolos que usa para referirse a los
fundamentos de la religión como lo son el grifo que tira del carro
representando la dualidad de Jesús, veinticuatro ancianos que representan los veinticuatro
libros del Antiguo Testamento, diez pasos que son los diez mandamientos y un montón
más de metáforas y símbolos para describir la fe, la justicia, el espíritu santo,
los dones y un largo etc.
Al final cuando el carro
llega enfrente de Dante un trueno rompe la aparición y todos se quedan parados
como estatuas.
CANTO XXX
El canto comienza con más
metáforas a símbolos hacia nuevas cosas que se le van apareciendo a Dante junto
a cantos y frases de alabanzas sacadas de los propios Evangelios.
En el momento de máxima expectación,
Beatriz aparece entre todas las figuras y se dirige a Dante el cual no puede
contener su ilusión, y antes de que esta se le acercara se gira para mirar el
lugar donde se encontraba Virgilio parado, pero este, que representaba a la razón,
ya ha desaparecido y Dante se entristece por la perdida de un gran maestro. Beatriz
que nota triste a Dante solo tiene palabras de consuelo por la desaparición de
su maestro, y comienzan una conversación sobre la pureza y la virtud necesaria
para llegar al cielo.
Dante al final no esta convencido
de que el pueda y el canto acaba con Beatriz hablando de la vida espiritual de
Dante para que vea que es digno.
CANTO XXXI
Dante sigue en presencia
de Beatriz, Dante esta avergonzado y Beatriz no para de pedirle que reconozca
su pecado, lo cual acaba haciendo nuestro poeta, pero ella no para de reprochar
sus devaneos.
Dante sufre con todo los
que le esta haciendo pasar Beatriz, que parece enfadada con él, hasta que al
final Dante acaba desmayado.
Cuando despierta una
mujer lo recoge del suelo y lo lleva a un rio, en el que mete su cabeza en el
agua haciendo un bautismo para expirar sus pecados. Al salir del agua cuatro
ninfas bailan alrededor suyo.
Dante vuelve al lugar
donde esta Beatriz y el grifo que produce en Dante una fascinación increíble.
CANTO XXXII
Este canto como todos los
demás desde que aparece Beatriz esta lleno de símbolos y metáforas que
dificultan su entendimiento si no son conocidas.
Dante junto a Estacio
cruzan el Jardín del Edén en dirección al lugar donde se encuentra Beatriz. Aquí
los dos están limpios ya de pecados y a punto de poder subir al Paraíso.
Cuando llegan al lugar
donde esta Beatriz pueden contemplar grandes fieras, que representan los siete
pecados capitales, y Dante utiliza otra alegoría para denunciar a los Papas corruptos
y sus vínculos con familias poderosas.
Es un canto largo lleno
de símbolos que Dante utiliza más en forma de denuncia que como avance por el
Purgatorio.
PARAÍSO
CANTO I
CANTO XXXIII
Beatriz esta en el centro
mientras siete mujeres bailan alrededor y Dante contempla la escena hasta que finaliza
el baile y su amada a la cabeza de las siete mujeres comienza a caminar y le
pide a Dante que las siga.
Las preguntas en la
cabeza de nuestro poeta se agolpan, pero este no se atreve a volver hablar con
Beatriz, y esta que lo nota le pide que pierda la vergüenza con ella y que todas
las palabras que le diga, las escriba y si eso no es posible que las lleve al
menos impresas en su corazón. Después de estas palabras Dante se anima a
conversar con ella hasta que de pronto llegan a una fuente de la que emana el
agua de los ríos Tigris y Éufrates, dadores de vida.
Beatriz anima a Dante a
que beba de esa agua, y a Estacio a que hago lo mismo. Dante se siente renovado
y con fuerzas para subir a las estrellas, palabra con la que acaba el
Purgatoria al igual que el Infierno, y posiblemente el Paraíso.
PARAÍSO
CANTO I
Al principio del canto Dante
pide ayuda a Apolo, dios pagano, para que le ayude a poder alcanzar la última
cumbre y poder llegar al Paraíso para contarnos lo que allí ve.
Dante sigue en la
escalada a Beatriz, hasta que esta de pronto se gira y mira al Sol con fijeza.
Aunque Dante sabe que es o no lo puede hacer se decide a imitar a su amada
durante todo el tiempo que pueda dirigir su mirada hacia el Sol. Al poco tiempo
no puede más y necesita apartar sus ojos, lo que le hace ver chiribitas
alrededor. Entonces se fija mejor y consigue ver que por la gracia divina están
ascendiendo por un rayo de luz.
Beatriz nota turbado a
Dante y se gira par tranquilizarle, ya que las leyes del Paraíso no son las
mismas que las de la Tierra, y le pide que descarte sus falsas ideas para la
plena contemplación.
CANTO II
Con diferentes metáforas y
frases filosóficas difíciles de entender Dante comienza este canto mientras
sube detrás de Beatriz hacia el Paraíso.
Mientras están subiendo a
Dante algo le llama la atención, y aunque no esta muy claro, lo que le asombra
es que se dirigen a la propia luna. Beatriz que lo conoce mejor que nadie nota
esta turbación del poeta y le pide que le cuente que le pasa. Dante habla sobre
la creencia de que las manchas negras de la luna representan a Caín, y Beatriz
se ríe y comenta a explicar, con un poco de ciencia que es la luna.
Para acabar el canto
Beatriz sigue su monologo y cuenta como se distribuyen los círculos y las
virtudes que allí están y como se dan estas a las personas.
CANTO III
Dante llega al primer círculo, que se encuentra en el cielo de mercurio, donde residen aquellos quienes actuaron para conseguir fama.
Aquí Dante se encuentra con la primera alma del Paraíso, que es Piccarda, una mujer que se había hecho monja pero que sus hermanas raptaron ara obligarla al matrimonio con un hombre. Dante cuando ve a Piccarda por primera vez no se cree que pueda estar viendo a alguien real por su brillo celestial, y animado por Beatriz comienza a hablar con ella.
Piccarda le cuenta porque se encuentra allí y antes de que se vaya Dante pregunta si no quisiera estar más arriba, más cerca de Dios, pero Piccarda la cuenta que en el Paraíso todos son bendecidos por él.
Al final del canto Piccarda se va y Dante se queda con una pregunta en la lengua para Beatriz, y la hará en el siguiente canto.
CANTO IV
Dante tiene dos grandes
dudas sobre todo lo que ha sucedido, pero no sabe por cual empezar y se
encuentra ante una disyuntiva.
Beatriz que es más sabia,
se da cuenta que Dante sufre por preguntar, y sin que este se lo diga ella
adivina cuales son sus dudas y se dispone a contestarlas empezando por la más
importante.
Primero habla sobre la
estructura general del Paraíso y que el influjo de Dios en todos los círculos es
el mismo. Y la segunda pregunta que contesta es que en todo el Paraíso siempre
se dice la verdad y no se puede engañar a las almas de allí, y después de que
Dante de las gracias por enseñarle el canto termina.
En este canto la figura
de Beatriz tiene varias referencias a que es la representación de la teología.
CANTO V
El canto vuelve a
comenzar con un didáctico dialogo de Beatriz a Dante sobre la virtud de Dios, y
sobre los sacrificios que debieron hacer algunos hombres por conseguir una virtud
mayor.
Al final de su dialogo,
Beatriz se gira y mira al ecuador en el mismo momento que sale volando hacia
Mercurio, el siguiente reino, y Dante la sigue. Cuando llegan, miles de almas
de fulgurante luz se acercan a ellos, y Dante queda cegado. Entonces un alma se
dirige a él, y con el consentimiento de Beatriz, Dante pregunta quien era y
porque estaba allí.
Esta alma después de la
pregunta se hace aun más brillante, pero no responde hasta el siguiente canto.
CANTO VI
El alma a la que pregunto
Dante en el anterior canto responde durante todo este, contando su identidad, y
la historia del Imperio Romano.
La misteriosa alma se
presenta como Justiniano, que fue un emperador romano, y uno de aquellos que
hizo al Imperio grande. Justiniano dice que está aquí porque el Imperio Romano
estaba bendecido por Dios y al ser un gran emperador tiene este privilegio. Después
de contar su historia, Justiniano usa el resto del canto para contar como creció
el Imperio y como en esta época de Dante esta decayendo, cosa que a Dios no le
gusta.
En este canto, Justiniano
también crítica a los güelfos y a los gibelinos, facciones políticas que
luchaban en esa época.
CANTO VII
Justiniano se aleja junto
con los miles de almas con las que había venido mientras todos alaban el nombre
del señor.
Dante no desea que se
vaya tan rápido, necesita saber más, pero no se atreve a decirle a Beatriz
nada. Esta después de unos minutos se da cuenta de esto y se empieza a reír.
Aunque Dante esta perplejo de la risa de Beatriz, esta le explica porque se ríe
y luego comienza a contarle y explicarle mucha de las dudas que Dante tenía.
Como Beatriz representa
la teología, cada vez que lo hace es por medio de símbolos, por lo que resulta difícil
comprenderla del todo.
CANTO VIII
El canto comienza con la
ascensión de Dante, que después de contemplar la belleza de Beatriz es influido
para ello, y en el resplandor de esa belleza Dante oye voces.
Estas voces provienen de
varios beatos y de los que uno de ellos se supone que es Carlos Martel, al que
el propio Dante conoció. Dante habla durante todo el canto con esta polifonía
de voces, que representa la liberación de su alma, y como su mente se va abriendo
al verdadero saber, a Dios.
En esta conversación
Carlos Martel cuenta su vida y dirige duras críticas hacia su hermano.
CANTO IX
Dante sigue hablando con
Carlos Martel, mientras este acaba de realizar una profecía a su familia.
Cuando Carlos se va otra
alma se acerca al poeta, es Cunizza da Romano, hermana de da Romano al que
Dante se encuentra en el Infierno y cuenta como en un principio era pecadora
pero antes de morir vio la luz y se salvó. Después de Cunizza, Dante se
encuentra con Fulco de Marsella, un trovador quien arremete contra la curia
corrupta de Roma.
Raab de Jericó es la última
alma que encuentra Dante que es señalada por Fulco y que según la leyenda protegió
a los enviados de Josué.
Para finalizar este
complejo y lioso canto Dante lanza una invectiva contra los avaros religiosos.
CANTO X
El canto comienza con
Dante dirigiéndose al lector, y le habla sobre la disposición del Sol con respecto
al ecuador y el paso de las estaciones.
Dante guiado por Beatriz
llega al cuarto celo donde son recompensados los bienaventurados. Aquí Dante
encuentra a muchos sabios que brillan con fuerza y uno de ellos se le acerca al
poeta ya que le extraña que haya alguien vivo en el Paraíso.
Los sabios que se
encuentra Dante son Tomas de Aquino, Alberto Magno, Graciano, Pedro Lombardo,
el rey Salomón, Dionisio, otro sabio que no se sabe quién es, Boecio, Isidro de
Sevilla, Beda, Ricardo de San Víctor y Nigerio de Brabante.
Cuando Santo Tomas termina
de hablar y señalarlos vuelven a sonar alabanzas.
CANTO XI
El canto comienza con una
severa comparación entre los bajos anhelos y ambiciones de la vida terrena y el
estado de beatitud y gloria que se alcanza en el cielo.
Cuando se paran los
cantos Santo Tomas se vuelve a dirigir a Dante para responderle las dudas que
le surgen. Santo Tomas resuelve la primera duda de Dante poniendo ejemplo de la
vida de san Francisco y santo Domingo, con lo que Santo Tomas elogia la vida de
san Francisco en la pobreza.
Al final del canto se
habla de la decadencia de la orden Dominica.
CANTO XII
Las almas presenten giran
en dos círculos concéntricos mientras cantan alabanzas al señor, y al final
estas almas crea un arcoíris doble como el que se encontró Noe después del
diluvio.
Una de las almas de estos
círculos se acerca para responder los elogios que santo Francisco le ha dado.
Esta alma es san Benaventura, y al igual que hizo santo Tomas habla de su orden
y de todos aquellos que pertenecían a ella y están allí presentes. Todos son
palabras de alabanza y elogios, excepto por como describe la situación actual
de los franciscanos que son palabras de rechazo.
Al final del dialogo
nombra a todos los que están cerca suyo en la rueda que son, San Agustín, Hugo
de San Víctor, Pietro Mangiadore, Juan XXI, Natán, Juan Crisóstomo, San
Anselmo, Elio Donato, Rabano Mauro y Joaquín de Fiore.
CANTO XIII
El canto abre con una descripción
de un celo estrellado irreal, en el que Dante construye dos nuevas
constelaciones a partir de estrellas ya existentes.
Cunado esta descripción acaba,
las almas paran de cantar y santo Tomas vuelve a recoger la palabra para
hablarle a Dante sobre la sabiduría que tuvieron Adán y Jesús, que era la misma.
Continúa hablando de la sabiduría que llego a tener el rey Salomón, porque Dios
se la dio, y así fue un buen rey. Estos son los dos tipos de sabiduría que
intenta enseñarle a Dante.
Al acabar el canto santo
Tomas habla de lo contrario, de los que n equivocados y de los herejes.
CANTO XIV
Este canto sucede en el
cielo del Sol donde se encuentra los espíritus sabios.
Después de que santo
Tomas callara, Dante se llena de dudas que se agitan en su interior y Beatriz
exprime esa duda a lo que es respondida por Beatriz de una manera confusa y simbólica.
Después de que a Dante se
le resolviese la duda viaja junto Beatriz al cielo de Marte, donde obtendrá la visión
de la cruz de Cristo.
Es un canto importante
para Dante, pero muy confuso para poder entenderlo, y esto es un problema que
se repite durante todo el Paraíso.
CANTO XV
Dante y Beatriz se
encuentran en el cielo de Marte donde han podido observa la cruz de Cristo.
Las almas que habían formado
la cruz la deshacen y se sumen en un silencio que Dante aprovecha para rezar.
Una de las almas de la cruz, Cacciaguida, se acerca a Dante y este reconoce a
su tatarabuelo que habla con Dante de un tema muy recurrente en todo el poema,
la decadencia de la Florencia actual.
Al final del canto Cacciaguida
cuenta un poco de su historia y del origen del nombre de Alighieri.
CANTO XVI
El canto sigue como acabo
el anterior, con Dante hablando con su antepasado Cacciaguida, y este es el
segundo, de los tres, cantos que le dedica.
En la mayoría del canto
Cacciaguida habla sobre las notables familias que poblaban Florencia en su época,
cuando era una ciudad llena de esplendor, no como la Florencia actual. Después
Cacciaguida nombra a la inmigración como la causa de todos los males de
Florencia, con lo que aquí podemos pensar que Dante era un poco racista.
Para finalizar el canto
Cacciaguida cuenta un fatídico episodio de la historia de Florencia, como fue
una lucha entre güelfos y ghibelinos.
CANTO XVII
Estamos ante el ultimo
canto que dante dedica a Cacciaguida, y como durante toda la obra vuelve a
recurrir al número tres, ya que este es su tercer canto.
Dante no se atreve a
expresar su deseo, y Beatriz que lo conoce le pide que pregunte todo aquello que
le intrigue. Dante animado por su amada expone a su antecesor como a viajado por
el Infierno y el Purgatorio de mano de Virgilio y como en aquellos lugares
siempre ha recibido profecías de su futuro, por eso quiere que Cacciaguida se
las confirme.
Aquí Cacciaguida vuelve a
hablar del exilio que sufrirá Dante por causa de las mentiras de sus vecinos y
como este vagará por toda Italia.
Al final del canto Cacciaguida
le pide a su nieto que perdone a los que levantan estos falsos testimonios ya
que su grandeza durara más que las mentiras y Dante acepta este consejo.
CANTO XVIII
El canto empieza después de
que Dante conozca su futuro y cuando su antepasado le ha dejado solo junto a Beatriz.
Beatriz consuela a un Dante
triste por lo que acaba de escuchar y por tener que sufrir exilio de su amada Florencia.
Cuando acaban las palabras
de consuelo los dos juntos se dirigen al siguiente círculo, el cielo de Júpiter
donde residen las almas de los justos. Aquí las almas vuelan en círculos y van
componiendo letras que forman oraciones de alabanza.
Para terminar el canto
Dante lanza una oración hacia la justicia.
CANTO XIX
Dante esta en el cielo de
Júpiter donde están las almas justas como el rey Salomón, y de los que conoce
algunos ya que Beatriz los nombro en el canto anterior.
Las almas se acercan a
Dante y revolotean cerca de él como un águila en círculos, aquí Dante empieza a
reflexionar sobre Dios, y como este creo el universo, además de crear a Lucifer
y cuenta su caída, dando a entender que, aunque Dios es un ser perfecto sus
obras suelen tener un defecto.
En esta parte también
habla sobre el enfrentamiento en el juicio final sobre las almas del Infierno y
las del Paraíso.
Después de la reflexión de
Dante las almas que revolotean sobre el comentan los casos que se viven de reyes
y monarcas que no son justos como deberían ser.
CANTO XX
Dante sigue en el cielo
de los justos donde en el canto anterior se le fue nombrando los grandes
personajes históricos que están allí y forman la figura de un águila.
En este canto las almas
que forman el águila, que representa en si a la justicia, comienza a hablar a
Dante para contarle los ejemplos de grandes hombres justos y el deber de la
justicia. Estas almas hablan sobre todo de la justicia del propio Dios.
En este cielo Dante se
encuentra a Rifeo el troyano, lo cual le choca ya que era un personaje pagano,
pero no es el primero que aparece.
CANTO XXI
Después de todo lo pasado
en el anterior cielo, el de los justos, y cuando las almas dejan de dirigirse a
Dante este se vuelve y mira a Beatriz y juntos bajan al siguiente cielo.
El séptimo cielo al que
viajan se encuentra en Saturno donde residen las almas de los contemplativos.
En este cielo el poeta y su amada se encuentran con Pedro Damián que se acerca
a Dante par hablarle sobre la doctrina predestinación y la actual y triste situación
de la iglesia.
La conversación entre los
dos no acaba en este canto, sino que sigue en el siguiente.
CANTO XXII
Dante se dirige a su
amada Beatriz, la cual que representa la teología se va volviendo más admirable
por su cercanía a Dios, y esta le insta al poeta que mire los orbes relucientes
del este cielo.
Dante se fija en las
esferas que pueblan el cielo de los contemplativos hasta que una de estas se le
acerca. El alma de San Benito de Nursia se dirige a Dante y le habla de los que
se encuentran a su vera y un poco sobre su propia vida, al ver que Dante no se
atreve a preguntar. Cuando San Benito se aleja, Dante se vuelve a dirigir hacia
su amada y esta le insta a seguir subiendo.
En medio de la ascensión
Beatriz se para y pide a Dante que mire hacia abajo para que viera todo lo que había
recorrido y se diera cuenta de la cercanía de Dios.
CANTO XXIII
Después de contemplar los
círculos del Paraíso por los que Dante había pasado, se vuelve a dirigir hacia
su amada Beatriz y esta le guía hasta el octavo circulo.
El octavo circulo es
denominado el cielo y las estrellas fijas, ya que aquí se encuentran las figuras
más importantes del cristianismo como bien le indica Beatriz a Dante. En la estrella
más brillante Dante ve a Jesucristo que esta acompañado de otras estrellas que son
la Virgen María, a la cual Dante elogia, San Pedro, y los apóstoles.
Al final del canto la
Virgen María le dirige algunas palabras a nuestro poeta.
CANTO XXIV
En el octavo cielo las brillantes
estrellas comienzan a girar en círculos, hasta que una de las más brillantes,
San Pedro, se para y se dirige al poeta.
Beatriz le pide a San Pedro
que ponga al poeta a prueba para ver si de verdad es digno de llegar al fina.
San Pedro accede a la petición de Beatriz y pregunta a Dante que es la fe. En
este momento se desarrolla una conversación entre Dante y San Pedro en la que Dante
explica que es la fe, de donde le bien y que cree firmemente en Dios. Durante
esta conversación Dante también le dice a San Pedro que la iglesia esta
corrompida y en decadencia.
Al final de la conversación,
y del canto, San Pedro bendice a Dante mostrando así que es digno.
CANTO XXV
En el principio de este
canto Dante demuestra que escribe la divina comedia cuando ya esta exiliado, y
espera que gracias a este gran poema se anule su exilio y poder volver a
Florencia como gran maestro de la poesía que al final fue.
Después de este inicio
hablando de la obra en si Dante vuelve al Paraíso donde se encuentran con Santiago.
Dante paso la prueba de San Pedro sobre la fe, y ahora Santiago volverá a poner
a prueba a nuestro poeta, pero esta vez sobre la esperanza. Dante pasa la
prueba de Santiago ya que Beatriz da fe de que Dante tiene ese sentimiento. Véase
como en los primeros versos Dante aún tiene esperanza de volver a su amada
Florencia.
Al final del canto Dante
se vuelve hacia su amada que brilla como hasta ahora no había hecho, cegando la
visión de un feliz poeta.
CANTO XXVI
Después del examen de
Santiago sobre la esperanza Dante se encuentra de cara con San Juan que volverá
a examinarle.
Este examen de San Juan
va sobre el amor, pero el concepto de amor es el que va dirigido a Dios y no un
amor carnal. En la respuesta de Dante, nuestro poeta hace referencia hacia el
concepto de amor torcido del que se hablo en el Purgatorio. En la respuesta del
poeta también notamos el amor que procesa Beatriz.
Al final del canto Dante
se encuentra con Adán el cual cuenta como paso por el Limbo hasta ser rescatado.
CANTO XXVII
Dante ha pasado los tres exámenes
sobre la fe, el amor y la esperanza que se le han formulado en este circulo y
ahora todo el Paraíso reza de manera que embriaga a Dante.
Cuatro almas como
antorchas se le vuelven a acercar al poeta y una de ellas, San Pedro, enfadado
por el rumbo que esta tomando la iglesia en la que importa más el dinero que
ayudar a los necesitados, empieza a acusar al papa Bonifacio VIII como culpable
de esto, y desterrándolo del Paraíso ya que a sus ojos la Iglesia no tiene papa.
Al final del canto Dante también
dice que pronto Florencia renacerá expulsando el cáncer que la está
destruyendo.
CANTO XXVIII
Dante se vuelve hacia su
amada Beatriz después de las bendiciones de los apóstoles y se dirigen hacia el
siguiente y ultimo circulo.
En el noveno circulo se
encentran el Primer Móvil, Dios y los ángeles. Aunque en ningún momento en este
canto Dante habla claramente de Dios si se deja a entender que es el quien
mueve este Primer Móvil y que este a su vez mueve los demás cielos del Paraíso.
Dante no habla directamente
de como es Dios ni de su aspecto para que su aspecto ya sea imaginado por los demás,
y evitar líos con la Iglesia.
CANTO XXIX
Beatriz se queda un instante
callada con la sonrisa en los labios y justo después comienza su monologo que
monopolizara todo el canto.
Beatriz le cuenta a Dante
la creación del universo y el Paraíso, la revuelta de Lucifer y su caída al
Infierno y el papel que tienen los ángeles. Este monologo no tiene otra función
que no sea la didáctica y Dante aquí intenta enseñarnos el verdadero
significado de los ángeles desde su punto de vista, ya que en su época era algo
muy debatido.
Al final del monologo,
Beatriz ataca contra los predicadores de esa época llamándolos mentirosos.
CANTO XXX
Beatriz acaba su monologo
del canto anterior y junto a nuestro poeta, al amanecer, se dirigen a la última
zona del Paraíso.
Esta zona es llamada el Empíreo,
aunque en este canto no se nos dice su nombre. Aquí Beatriz, que representa la teología
en contraposición de Virgilio que representaba la razón, es más bella que en ningún
otro lado e irradia una luz que envuelve a Dante que iguala esta belleza como
la que tenia al estar viva.
En esta región extra
física, es más sensorial que otra cosa, y envuelto por la brillante luz de
Beatriz, Dante es capaz de ver a Dios.
CANTO XXXI
En el Empíreo Dante ve
una enorme rosa, que simboliza el amor divino de Dios hacia las personas, y que
cuyos pétalos son formados por las almas de los fieles que están en el Paraíso.
En esta rosa todas las
almas tienen su trono, y a su alrededor vuelan ángeles. Dante asombrado por
esta visión se gira hacia su amada para que le resuelva una duda, pero en lugar
de a la bella Beatriz se encuentra con el anciano San Bernardo.
San Bernardo le explica
que Beatriz ha ido a ocupar su trono y Dante la puede ver sentada en él. San
Bernardo le cuenta como por la petición de Beatriz será su guía en estos últimos
cantos.
Para terminar el canto el
nuevo guía le pide a Dante que se fije en una persona, y con un extraordinario estilo
poético y un gran fervor Dante cuenta la visión de la Virgen María.
CANTO XXXII
Dante se queda
contemplando la rosa donde están las figuras más importantes del cristianismo,
y donde el pone también ha su amada Beatriz, aunque no debería estar.
San Bernardo, que ha
remplazado en esto de ser el guía a Beatriz en estos últimos cantos, comienza a
explicarle quienes están sentados allí y que puesto ocupa cada uno. En esta
parte Dante identifica a Adán, Moisés, San pedro, de nuevo, y muchas más
figuras importantes. San Bernardo también habla de la predestinación, y de que
era necesario para subir al Paraíso antes de que hubiera el Bautismo.
Al final del canto
comienza una plegaria a la Virgen María que continuara en el siguiente.
CANTO XXXIII
Dante comienza el canto
con la oración hacia la Virgen María, para que esta mediara y el poeta pudiera
contemplara a Dios.
Durante la mayoría del
canto se enaltece la figura de la Virgen y Dante señala todas sus virtudes. Al final los deseos de Dante se cumplen y
puede llegar a ver como tres círculos concéntricos representan la Santísima Trinidad.
Esto es la apoteosis final.
Al final del canto Dante
intenta entender como estos círculos representan a Dios, Cristo y todo lo que
la religión conlleva, hasta que un rayo de luz le desvela todo el conocimiento.
Como las dos partes anteriores
Dante acaba con la misma palabra, una palabra simple, que no esta ligada a nada
religioso, pero una palabra que Dante ha conseguido hacer importante,
estrellas.
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